Se llamaba Juan.

Comía rosas

tenía en la cara mariposas,

jugaba con las olas

y cantaba canciones esponjosas.

Sabía muchas cosas

bailaba con las sombras

y hablaba con la luna

muchas horas.

Se llamaba Juan.

Leía libros escritos

con plumas de gaviotas,

subía a la montaña

sin sus botas.

Lloraba, sollozaba,

recogía la lluvia

gota a gota,

le gustaban las musas

y sus odas.

De su casa salía por la puerta

dejaba las ventanas

siempre abiertas.

Su alma pedía paz

su cuerpo pedía pan

su mente pedía pan y paz.           




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"Aprendí a ser formal y cortés y a cortarme el pelo una vez al mes. Mas si me aparté de la sociedad, fue que nunca me gustó la vulgaridad". Escritora por devoción y lectora por convicción.

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