Estamos hechos para entendernos, divertidísima comedia romántica que Vértigo Films estrena en cines este viernes 17 de junio va, literalmente, sobre como dos personas aparentemente distantes se acaban encontrando pese a las iniciales dificultades para comunicarse. Un obstáculo que parece insalvable, como la pérdida de audición, termina por no ser una barrera para los sentimientos.
Antoine (Pascal Elbé, protagonista y director de este film que sufrió la pérdida auditiva en la vida real) parece no escuchar a nada ni a nadie: a sus alumnos, a sus compañeros a sus amigos, a sus colegas de trabajo, a sus amantes… Todos le exigen más atención y le recriminan su falta de concentración y empatía, desconociendo su problema real porque él mismo no lo quiere reconocer.
Su nueva vecina Claire, (Sandrine Kiberlain), que ha venido a vivir temporalmente con su hermana (Valérie Donzelli) y su hija (Manon Lemoine) tras la pérdida de su marido, sueña con la paz y la tranquilidad. No es lo ideal tener de vecino al ruidoso Antoine, con su música estridente y su despertador que suena sin parar.
Tras las iniciales peleas entre vecinos, las burlas y protestas de sus alumnos y compañeros de trabajo, los sentimientos y una nueva vida se irá abriendo paso poco a poco, como el agua fluyendo ante los obstáculos que encuentra a su paso.
Pero Estamos hechos para entendernos no es una comedia más de las que los franceses hacen muy bien, como el reciente éxito en el país vecino, Champagne, sino que esta comedia de encuentros, como la define el propio Elbé, va más allá de la dificultad auditiva, algo personal suyo, como explica el director y protagonista: “Nunca había pensado que algo de mi vida pudiera ser llevado al cine algún día. Al principio tenía dudas. Fue la lectura del libro de David Lodge lo que acabó de convencerme de que tenía sentido: me impresionó lo bien que Lodge había conseguido transmitir lo que se siente al ser duro de oído”, nos confiesa Pascal Elbé en una entrevista con los medios.
También trata del shock que puede dejar sin habla a la gente. Es lo que le pasa a Violette, la hija de Claire tras la pérdida de su padre. El encuentro entre Antoine y Violette da momentos tiernos y. a la vez, divertidos, relajando, humanizando, lo dramático de ambos casos.
Y, a modo de sutiles pinceladas, el filme se hace eco del Alzhéimer, ya que la madre de Antoine, (Marthe Villalonga), para rematar esta reflexiva comedia que, en palabras de Pascal Elbé, hace que la película se convierta en una luminosa (como es la fotografía del filme) y agradable comida familiar, donde todos acaban conociéndose y empatizando entre sí.
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