Como ya anticipamos hace unos días, Judith Mateo lo dio todo en la sala Joy Eslava el pasado viernes. Con su quinto trabajo recién salido del horno, nos dejó a los asistentes con el vello de punta y las emociones por todo lo alto. Para los que no pudisteis asistir, o los que queráis revivir esa gran noche, os dejamos una galería de fotos.
Fue una buena descarga de adrenalina con clásicos como Evanescence y Metallica (la clásica y difícilmente repetible Nothing Else Matters) o la canción de Kansas, Dust in the Wind. Un sonido electrizante, cósmico, que nos hizo bailar y dejarnos llevar de principio a fin.
La velada, presentada por un muy entregado Vicente Mariskal Romero, estuvo muy animada. El público, que llenó la sala, se entregó por completo.
Uno de los puntos álgidos llegó cuando salió al escenario, acompañando a la propia Judith Mateo, el flautista José Carlos Molina, fundador de Ñu.
Un trabajo muy digno que, sin duda, merece la pena oír una y otra vez. Con Rock is My Life, sino lo estaba ya, Judith Mateo, con su violín, se ha consagrado como una estrella musical, al menos en este género de rock con instrumentos clásicos.
Para comentar debe estar registrado.