Nieve negra es un duro filme donde se conjuga el drama familiar con el thriller y el agónico suspense de la soledad en la montaña.
Por momentos recuerda a El Renacido o Fargo, aunque solo sea la soledad de los personajes, una cabaña y sangre en la nieve.
La oscuridad, la ventisca, el frío de la alta montaña es el telón perfecto para esta historia, en la que los oscuros secretos familiares se van desvelando poco a poco, mediante flashbacks casi siempre acertadamente metidos a través de recuerdos de los dos hermanos, Salvador (Ricardo Darín) y Marcos (Leonardo Sbaraglia) y las pesquisas de Laura, la indefensa mujer de Marcos, interpretada por Laia Costa.
La premisa es muy mundana. Una herencia vuelve a juntar a los dos hermanos. Pero la trama, cada minuto de la cinta, aparte de ser visualmente muy buena, mantiene al espectador expectante, intuyendo que tiene que haber algo más, hasta el final. Poco más debemos decir o desvelar de este éxito de taquilla en Argentina.
El trío de ases de la interpretación, junto a una realización fluida y una música inquietante pero que no te saca de lugar completan Nieve Negra, obra de Martin Hodara cuyo guion firman el propio Martin Hodara y Leonel D’Agostino.
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