Insert Coin…
Tardarán en disiparse las imágenes de la retina y los ecos de esta batalla. Una épica lucha técnicamente impecable, mostrada gracias al eficiente trabajo, una vez más, de la compañía de efectos visuales ILM (llegando incluso a fabricar equipos de realidad virtual para esta película).
Sin tener en cuenta el libro, tarea ardua para quien esto escribe, puntúo esta obra (con toda seguridad otro éxito de Steven Spielberg) con un ocho sobre diez. Teniendo el libro presente, disminuye la puntuación. Entendiendo que es prácticamente imposible ser absolutamente fiel al libro, hay cambios que creo que gustarán poco y otros, sin embargo, que serán una muy grata sorpresa. No digo más, porque odio destripar las sorpresas.
Además del ya mencionado impacto visual y sonoro, uno de los grandes aciertos de esta película es la concreción de la compleja trama original. Todo lo que subyace en la novela, tanto en el mundo real como en el virtual (OASIS) se narra con un inicial paseo de Wade (Tye Sheridan) por “las Torres” de tráilers apilados uno sobre otro hasta llegar a su refugio desde donde se conecta al OASIS. A partir de ahí, la aventura se resuelve ayudándose prácticamente desde el inicio entre sí el “clan” de los Top Cinco (The Highest Five “clan”). Entrecomillo la palabra clan porque, si bien hasta el final no se reconocen como tal, actúan como un grupo unido de verdaderos amigos.
Si bien es cierto que pierde la magia de cooperar sin conocerse en persona, como sí sucede en la merecidamente exitosa novela de Ernest Cline (quien co-escribe el guion junto a Zak Penn), narrativamente abre otras líneas muy potentes y bien usadas.
No otorgo la máxima puntuación porque, sin querer entrar en spoilers, encuentro algún que otro defecto. Pese a lo dicho anteriormente, para mí, los personajes se quedan un poco planos. Conocemos poco del potente background de los personajes y cómo o por qué cada uno forma parte de esa rebelión. Una rebelión ya forjada en la película al parecer antes incluso que se dé inicio al concurso creado por James Halliday (Mark Rylace) y liderada por Art3mis – Samantha (Olivia Cooke) posteriormente junto a Parzival – Wade. Este principal defecto se podía haber solventado sustituyendo metraje bélico en el distópico mundo real (sin eliminar nada del virtual) por más diálogo entre los Cinco Grandes.
La batalla es épica, memorable. Pero, para mi gusto, Sorrento debería tener un punto más de potencia, agresividad, maldad. No llega a ser un villano memorable. Confío en que, de haber una secuela (la trama queda muy abierta), surja un villano respetable de entre la derrotada (pero no vencida) compañía IOI y los clanes rivales al de The Highest Five.
A pesar de esto, insisto, Ready Player One sin duda es una obra maestra que merece ser disfrutada en una buena sala de cine. Con sonido 3D o bien en 3D, para apreciar de verdad la perfecta combinación entre el mundo real y el virtual logrado con un trepidante montaje.
En cuanto a las referencias a la cultura de los años 80 (muy en boga hoy en día), en la película hay muchas. No tantas como en el libro, por razones obvias, pero las hay. En primer plano y escondidas, así que es necesario no solo abrir bien los ojos sino dar un segundo visionado (o más) para descubrirlas y degustarlas.
Para terminar, quiero hacer hincapié en los mensajes que ensalzan la amistad, el trabajo en equipo y la llamada a salir del cada vez más absorbente y, en el fondo, solitario mundo virtual. Por más fantástico que sea, por más posibilidades y sueños que ofrezca, jamás será tan vivo y único como la realidad.
¿Game over? No lo creo. Dependerá de la recaudación que, como ya he dicho, seguramente sea millonaria. Pero las tramas, en el libro y en la película, están muy abiertas; quedan muchos escenarios y villanos por descubrir. Como en todo arcade, a este juego se puede jugar con uno o dos jugadores. Ready Player Two, con la batuta directa o indirecta del hechicero Spielberg y guiados, espero, por el rol master Cline.
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