Los créditos de apertura de Uncut Gems cumplen ya desde el inicio con su misión de transmitir al público que se encuentra ante una obra cargada de personalidad: el viaje, con inicio en una mina de gemas en Etiopía y final con una colonoscopia en Nueva York, es metáfora del tránsito de los grandes dramas (esclavismo moderno) del género humano a los problemas más mundanos e individuales de nuestra especie. Y será además el único momento de tranquilidad que compartirán protagonista y espectadores.
Josh y Benny Safdie nos invitan a subir en la estresante montaña rusa sin control que es la vida de Howard Ratner, una espiral autodestructiva dominada por la ludopatía y trufada de humillaciones. El guión firmado por los hermanos, el frenético ritmo potenciado por el montaje a cargo de Ronald Bronstein (que también colaboró en la escritura del guión), y la banda sonora tiranizada por los sintetizadores de Daniel Lopatin (a veces excesivamente estridente): todo funciona como un engranaje armónico dirigido a hacernos partícipes del opresivo día a día del joyero de la Gran Manzana, en tránsito permanente por el filo del abismo.
Pero nada sería lo mismo sin el portentoso trabajo de Adam Sandler, en la que seguramente sea la mejor interpretación de su carrera. Su Howard exuda patetismo por todos los poros, pero a la vez logra que los espectadores empaticen con él y con su condición de perdedor patológico. Y Julia Fox sorprende gratamente en su debut, en un ejercicio que encuentra en la naturalidad su mayor fortaleza.
Una muy interesante película que bien podría despertar el interés por trabajos precedentes de los jóvenes directores neoyorquinos.
@Juanlu_num7
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