Desde los años 20, y sobre todo gracias a la huida de grandes cineastas europeos a causa de la II Guerra Mundial a los Estados Unidos, Hollywood ha sido la meca mundial del cine.Egos e intereses encontrados se dieron cita delante y detrás de las cámaras, incluso cuando las películas eran toda una obra de artesanía, cartón piedra diríamos ahora.
Babylon Todos los derechos Paramount Pictures.
Babylon es, en parte, un gran homenaje al séptimo arte y su evolución, con todos sus problemas y los ídolos caídos que dejó a su paso (especialmente con la llegada del cine sonoro). En este sentido, Margot Robbie representa a figuras como Joan Crawford, que se adaptó y triunfó con el cine sonoro, y otras que no tanto, como Alma Rubens, Jeanne Eagles o Clara Bow, la primera “it-girl” de la historia, popularizando la expresión. O Marlene Dietrich en su película Marruecos, donde en un número musical Lady Fay Zhu (Li Jun Li) se viste con frac y sombrero de copa.
Brad Pitt encarna a nombres de la talla de Clark Gable (Lo que el viento se llevó, entre otras muchas icónicas películas), o las estrellas del cine mudo que con el sonido tuvieron menos relevancia, sino estrepitosos y tristes fracasos, (John Gilbert y Douglas Fairbanks).
También hay hueco en Babylon para los que, desde bien abajo, ambicionaron puestos de directivos en los estudios. Ahí está el mexicano Diego Calva, encarnando a un trabajador a sueldo de uno de los magnates de la época al inicio del filme hasta que llega a ser un importante directivo.
Desde hoy mismo podéis disfrutar en cines de Babylon gracias a Paramount Pictures, (uno de los pocos históricos estudios que podía hacerse cargo de esta colosal obra).
Pero no solo homenajea a los pioneros y grandes del cine, sino que también saca los colores al Hollywood de esa época, con todos sus desmanes y fiestas descontroladas hasta puntos donde la sordidez y lo inmoral alcanzan cotas difíciles de asumir, pero no por ello algo que deba olvidarse para siempre (al menos como advertencia).
Damien Chazelle, usando la cámara en algunas ocasiones como instrumento narrativo en modo subjetivo, internándonos en las orgías (como la excelente secuencia que prácticamente abre el filme -antes hay un rocambolesco traslado de un elefante a la mansión donde va a tener la desmedida fiesta inicial-) e introduciéndonos en los rodajes y en otras, la inmensa mayoría del metraje, de manera objetiva, haciéndonos meros testigos de la evolución del cine y sus artífices.
Especialmente emotiva, y brillante, es el cierre de estas tres horas de pura inmersión cinematográfica, semejante a un prisma que nos permite ver todas las aristas de este arte, las innovaciones y sus consecuencias, la utilización de los actores y actrices para que sean la cara más visible de los largometrajes (el famoso “star system” americano)… . Se trata de la visita a los estudios y uno de los cines de Los Ángeles de uno de los protagonistas, ya retirado de los platós, recordando las luces y sombras de su trayectoria, con un montaje “que viaja a través del tiempo” de una manera muy inteligente, cerrando así todos los guiños que se incluyen en el metraje.
Por todo ello, y pese a la sordidez que comentaba más arriba, Babylon es sin duda es una cita ineludible para los cinéfilos. En nuestro primer Vermú Cultural del 2023 os hablamos también (entre otros contenidos) de esta película.
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