Recordemos que debemos morir, y a los muertos. Pero también a los que amamos. Y los momentos vividos con ellos.
Es lo que nos enseña 28 años después, la tercera entrega zombiesca de Danny Boyle, al frente de 28 días después y 28 semanas después, junto al escritor Alex Garland, si bien la segunda entrega esta dirigida por el español Juan Carlos Fresnadillo.
Una nueva generación, nacida cuando el virus y la naturaleza salvaje ha tomado el control. Los humanos, relegados a poblados rodeados de empalizadas, torres vigías y defensas naturales, han aprendido a sobrevivir con normas muy estrictas. Con el honor y el valor por encima de todo, salvo el amor a la familia.
Spike, a sus doce años, inicia su paso a la madurez a edad temprana, forzado por las terribles circunstancias, cuando sale a cazar (con arcos, un elemento que nos llevará en determinados momentos del filme a héroes medievales como Robin Hood, o fantásticos, como elfos) su primer salvaje con su padre (Aaron Taylor-Johnson).
Ahí vivirá su primera transformación y le surgirán más dudas de las que tenía.
Pero su verdadera aventura, o experiencia vital, le llega con el temor a perder su madre enferma, emprendiendo junto a ella un viaje arriesgado. Una acelerada madurez, propia de inhóspitos tiempos, junto a inesperados descubrimientos, le hará cambiar para siempre. Encontrar el valor y a sí mismo.
Con un colosal ritmo, combinando trepidantes escenas con momentos de íntima belleza y dolor, Danny Boyle nos narra una historia que va más allá del genero zombie. Las soberbias actuaciones del joven Spike (Alfie Williams), Isle (Jodie Comer) y el Dr. Kelson (el genial Ralph Fiennes en otro de sus potentes papeles, breve pero intenso) nos sumergen en una historia humana que promete continuar. Su tarantinesco final, con personajes sacados del británico punk ochentero (This is England) nos deja entrever un nuevo capítulo, quizá otro conflicto moral religioso con un toque que cierra el círculo con el inicio de esta tercera entrega.
También ayuda a la inmersión del espectador, disfrutándola ya en cines gracias a Sony Pictures, la grandiosidad de los paisajes escoceses, y un fantástico uso de la luz. Especialmente sorprende que algunas escenas de acción se rodaron con un dispositivo formado por varios IPhone unidos, y con drones, como nos cuentan en una entrevista en IMDB.
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