La intención de un director empeñado en sacar una película sobre una prestigiosa sastrería romana en los años 70, que trabajaba para el cine y teatro, es el arranque de esta historia.
Sin embargo, Diamanti no solo es una nueva revisión del metacine. Va un paso más, contando un drama coral, con toques de comedia, de un grupo de mujeres trabajadoras que se autodenominan “diamantes”.
Se trata de cómo un grupo formado por costureras y diseñadoras que desempeñan una extenuante y fundamental labor: hacer que luzca el vestuario teatral o audiovisual que les encargan, como complemento fundamental al trabajo actoral.
Bajo la atenta mirada de su exigente jefa, pero quien demostrará tener su lado humano, este equipo tratará de sacar adelante el desbordante trabajo mientras lidian con sus vidas privadas, brindándonos momentos terribles y otros de más tiernos siempre con ese toque neorrealista italiano. Todo un homenaje al verdadero feminismo. Una sufre maltrato, otra es madre soltera y se las ingenia para no dejar a su hijo solo, otra tiene un hijo adolescente al que ni ella ni su marido saben cómo tratar, y otra tiene una sobrina rebelde que termina escondiéndose en el taller al huir de la policía tras una manifestación estudiantil y que, inexplicablemente, llegará a ser uno de los diamantes en bruto al tener un don para la costura creativa.
También hay un toque romántico con los jóvenes que les traen el material o los modelos que posan para sus trajes. Aunque no es el centro de la historia, indudablemente les da a las mujeres un lado todavía más humano y enriquece la historia.
Como colofón está el escenario de la imponente belleza decadente de Roma. No sale mucho, pero ya solo ver sus calles y el palacete reconvertido en taller de costura es un aliciente para ver la película del director Ferzan Ozpetek, coguionista junto a Gianni Romoli, desde este viernes 4 de julio, en pantalla grande como ya han hecho más de dos millones de italianos.
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