El misterio de Silver Lake, (Under the Silver Lake, 2018) película escrita y dirigida por David Robert Mitchell, (A24, Vértigo Films), tiene un intenso fondo filosófico bajo una capa de divertida, surrealista comedia romántica que casi parece una continua ensoñación. En cualquier caso, una vez entrados en el juego que David Robert Mitchell nos propone, es difícil no reflexionar a la par que disfrutamos su visionado con un ritmo ágil, casi siempre cámara en mano o desde el punto de vista del joven y desencantado Sam (Andrew Garfield). Es una búsqueda desenfadada del sentido de la vida, a nuestra existencia.
Huyendo del tedio y en busca de un medio para vivir y pagar el alquiler, Sam se ve imbuido en una peligrosa aventura cuando su vecina Sarah, (Riley Keough), de la que está muy enamorado, desaparece durante la noche sin dejar rastro, dejando su piso prácticamente vacío.
El peligro de las sectas destructivas, del que Sam no está exento de caer como cualquier persona que pasa por momentos difíciles, (tedio, ansiedad, soledad, continuos fracasos, etc.), y la obsesión por creer que una élite mundial (o varias) nos gobiernan están patentes en todo el filme.
De hecho, Sam continuamente trata de resolver el puzle de los mensajes ocultos en diversos medios con los que cree que estas élites se comunican entre sí. Está convencido de que son la clave para resolver el enigma de la misteriosa desaparición de su vecina.
Si bien la «simbología oculta» tiene también su fondo real, por ejemplo en cómo la publicidad busca llamar nuestra atención continuamente, el mito de los mensajes subliminales o escondidos para el buen observador, (gracias a los cuales en muchos sitios se puede evadir la censura), es más real de lo que parece.
Por ejemplo, puede servir a los vagabundos en este caso, sin necesidad de hablarse o dejar palabras escritas a la vista de todos, como en El misterio de Silver Lake. O los pictogramas con los que se buscaba adoctrinar a la población en la Edad Media, que ahora son consideradas obras de arte sin reparar en su significado. Un sentido que solo los iniciados, si es que quedan, saben captar.
Mientras tanto, la leyenda (real o no) de un asesino de perros no deja de aflorar, en formato cómic, a lo largo del metraje, creando un llamativo rupturismo que sin embargo se entrelaza muy bien con la trama. El encuentro entre un fanático de los cómics (Patrick Fischler) y Sam será crucial, pero con graves consecuencias. Ya se sabe, jugar con los poderosos, con los elegidos, tiene sus consecuencias.Todos estos elementos, (mensajes ocultos, sectas, élites poderosas más guiños a la cultura pop) y una miríada de estrafalarios, muy peculiares personajes hacen de este filme una cinta de culto. Quizá no muy conocida, pero una de esas historias que merece la pena ver y saborear con todos los sentidos (ahora disponible en Filmin).
@EduVicu
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