Tras una primera entrega centrada en el ascensor de Drive (http://beat4people.com/index.php/2017/03/07/escenas-inmortales-pasion-y-furia-en-el-ascensor/), recuperamos la serie que da nombre a esta pieza para rendir merecido homenaje a la maravilla de Sergio Leone, cegadora joya del western más clásico. Más concretamente, al glorioso duelo final de The Good, The Bad and The Ugly.

La escena, una de las más icónicas de la historia del cine, se construye desde un uso del lenguaje puramente visual y rítmico durante algo menos de 6 minutos desnudos de diálogo. Todo un alarde, muestra clarificadora de la poderosa importancia del arte del montaje.

Los 3 personajes ingresan en el círculo desde un magnífico plano largo que nos muestra el primero de los elementos simbólicos, ese cementerio que perfila el escenario y anticipa a la vez el desenlace. Los movimientos de los intervinientes en la escena, lentos y acompasados, bien podrían etiquetarse como una elegante coreografía mientras ocupan sus posiciones al son de las notas de Morricone.

La música cesa, y durante un breve intermedio el graznido de los cuervos se apodera del ambiente, segundo elemento simbólico y premonitorio del destino trágico que se avecina. Para cuando la siguiente melodía arranca se precipita la magistral sucesión de planos cortos, centrados en las miradas y en las manos del trío. Blondie (Eastwood), Angel Eyes (Lee Van Cleef) y Tuco (Eli Wallach) calibran la situación y lidian con la tensión a su manera, acorde a los diferentes niveles de información que manejan. La edición y el montaje de la escena serán instrumentos fundamentales para crear el clima y transmitir el mensaje de esta mortal partida de poker, tal y como señalábamos en la introducción de esta pieza.

Sin necesidad de apoyarse en una sola línea de diálogo.




Blondie sabe que el arma de Tuco no está cargada, y tiene más que meditada su acción inmediata. Por ello el mayor número de planos de la escena (hasta 11, por 7 para cada uno de sus antagonistas) serán para un Angel Eyes sumido en un profundo conflicto. Él se enfrenta a la decisión más complicada, y su mano baila alrededor de la funda de su pistola mientras sus ojos viajan de lado a lado con nervioso frenetismo. El tramo final verbaliza sin palabras la alianza secreta entre Blondie y Tuco, con la mirada del primero encontrándose con la del segundo y manteniéndose fija, en un mensaje tranquilizador del personaje de Eastwood hacia el de Wallach.

«You see in this world there are two kinds of people my friend. Those with loaded guns, and those who dig. You dig.»

La frase de Blondie sirve como inmejorable cierre de una escena inmortal, obligado objeto de adoración para todo estudiante y amante del Séptimo Arte.

@Juanlu_num7

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