Solitaria introspección creativa. De eso trata este clásico indio de 1964, con varios premios en su haber, (Medalla de Oro del Presidente, India, 1964; Oso de Plata, Festival de Berlín, 1964; Mejor Película en el Festival Católico Romano, 1965 y La Cabeza de Oro de Palenque, México, 1965). Éxito de taquilla y crítica, incluido medios internacionales, es, como bien dicen en Screen, una poesía visual. Gracias al sello A Contracorriente Films nos llega a los cines este domingo 02 de mayo para celebrar el centenario del nacimiento del director, Satyajit Ray. Sencilla y, a la vez, sublime y emotiva.
Y no es para menos. Esta obra, con Satyajit Ray al frente no solo de la dirección, sino también de la escenografía y la música, es una joya visual que nos cuenta, envuelta en el género del “realismo mágico”, la soledad de Charulata mientras su marido, Bhupati, un rico empresario, se enfrasca en su periódico político en pleno siglo XIX.
Con “realismo mágico” me refiero a que narra un momento de la vida de Chrulata, más ocupada en los quehaceres de la casa, ayudada por los criados, sin alardes en la realización salvo momentos como los que Charulata, para distraerse y evadirse, usa un caleidoscopio o al inicio del filme, para marcar su soledad, ella está observando con unos pequeños prismáticos de ópera la calle y los transeúntes, terminando con su marido, acercándose a la casa.
La creatividad llega cuando nos damos cuenta de que ella domina la poesía y la prosa, pero no se atreve a escribir. O, más bien, a publicar.
Cuando Amal, hermano de Bhupati, llega de visita, éste le pide que ayude a Charulata a sacar todo su potencial literario. Es cuando se inicia un triángulo amoroso hasta que Amal decide, para no herir a su hermano, irse repentinamente. Sin despedirse ni llevarse las zapatillas que, días antes, pidió a Charulata. Una infidelidad que empieza a tejerse en el atrio y el dormitorio de la mansión, (sin mostrar nada explícito) o bajo un frondoso árbol, acompañando la actividad lírica que están compartiendo Amal y Charulata de una forma casi onírica.
Sin embargo, Bhupati se ha dado cuenta, y se queda en shock y apenado. Este drama, familiar y, para Bhupati, también empresarial ya que su periódico empieza a ir mal, termina de forma esperanzadora, con Charulata proponiendo a su esposo fundar un periódico en el que, además de política, en inglés, haya contenido en indio. Entre otras cosas, breves relatos.
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