«La política es la guerra sin efusión de sangre, la guerra es la política con efusión de sangre».
Mao Tse-Tung
La ficción televisiva danesa no ceja en su empeño de regalarnos joyas maravillosas para paladear con frenesí y admiración. Y, tras el paso previo por esta santa casa de dos excelentes thrillers llegados desde aquellas tierras (The Killing y Bron/Broen), hoy toca loar los poderes de una obra que se aleja de dicho género, pero no de su procedencia geográfica. Ni tampoco de sus altísimos estándares de calidad, que es lo verdaderamente importante.
Tomando como título el otro nombre asociado al castillo de Christiansborg, sede del gobierno danés, Borgen nos invita a asirnos a su firme mano para embarcarnos en un apasionante viaje por los entresijos de dos pilares fácticos del mundo civilizado, condenados a una necesaria contienda sin caducidad: política y medios de comunicación. Seguiremos a la candidata moderada Birgitte Nyborg en su auge electoral y posterior aterrizaje en la poltrona de primera ministra liderando a un gobierno de coalición, para descubrir apostados tras las bambalinas el terrible desgaste inherente al cargo, los malabarismos requeridos en plena búsqueda de equilibrios diarios entre idealismo y realidad, y los peajes personales que profesiones con exigencias tan pantagruélicas ponen sobre el altar de sacrificios.
A los cambios en el primigenio molde de idealismo puro de Nyborg (magnífica la intérprete danesa Sidse Babett Knudsen) contribuirá decisivamente otro de los personajes capitales de la serie, un Kasper Jull poderoso en el rol de maquiavélico asesor de prensa de la lideresa. Pragmático hasta la médula, tanto como profesional y eficiente, Jull será nuestro nexo de unión entre gobierno y medios de comunicación, con la ética individual y coral de ambos mundos en interacción permanente. De nuevo se nos permitirá monitorizar (en una evidente pero altamente verosímil ficción) desde dentro el funcionamiento de una redacción televisiva de noticias, y volverán los malabarismos diarios citados en el párrafo anterior, esta vez batallando por diferenciar entre veracidad y sensacionalismo, entre lo sustancial y lo que no lo es. La transparencia exigida e impuesta por la cabeza visible del gobierno a todo su gabinete y a sí misma provocará el desfile de varios de sus miembros por los platós, en entrevistas que oscilarán entre la presión exacerbada y el respeto negociado, según el caso y las circunstancias. Rendir cuentas o escurrir el bulto, por un lado. Informar y respetar a la profesión o postrarse ante la dictadura de los ratings, por el otro.
«Mantén cerca a tus amigos; a tus enemigos, más aún».
Sun Tzu
Las brillantes citas que abren cada capítulo de la serie (como las dos incluidas en este texto) estructurarán la navegación por unas aguas intempestuosas, que no regatearán tema alguno (incluyendo la lucha por la igualdad de género o la relación con Groenlandia, la polémica Mancomunidad de la Corona) hasta completar una obra imprescindible para cualquier espectador que desee disfrutar de un inmejorable producto y reflexionar a la vez acerca del mundo en el que vive.
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