(…continuación de la segunda parte del relato –enlace-)
Aburrido de comerme el coco dando vueltas a la misma cantinela, decidí salir a dar una vuelta. Eran las ocho de la tarde, todavía había algo de luz, estábamos al final del verano.
Bajé por las escaleras, me crucé con el del segundo pero no me saludó.
Me dirigí, sin pensarlo, hacia el parque que quedaba cerca de mi casa, a esa hora no había casi gente, caminaba tranquilamente, relajado, de pronto, unas pequeñas piedras que había en el camino empezaron a brillar, al poco flotaban delante de mí: son las tres en raya, me dije, pero ¿Por qué?
No me dio tiempo a más, una de las esferas de un color azul indescriptible me habló, bueno no con palabras ni sonidos pero yo entendí lo que pretendía decir, necesitaban mi ayuda.
¿Qué? protesté, ¿Por qué yo? ¿no hay más gente? ¿podríais dejaros ver por todo el mundo? así van a creer que me he vuelto loco.
Nosotros no queremos inmiscuirnos en vuestra realidad, contestaron.
No podemos romper vuestras creencias, vuestro mundo y el nuestro son incompatibles, tenéis que evolucionar por vuestros propios medios.
Bueno, pensé ¿qué queréis de mi? no creo que tenga nada que os pueda interesar, ¿además que gano yo?
(Las esferas): ¡Serás el hombre más rico del mundo!
Y empezaron las explicaciones. Verás -me dijeron-, nosotros vivimos fuera del espacio-tiempo, nuestro mundo se encuentra suspendido en lo que para vosotros es la nada, somos seres pacíficos, pero eso no quita que tengamos enemigos, nuestros enemigos son los prismas negros, nos defendemos de sus ataques por medio de un cinturón de fuerza que rodea nuestro mundo producido por un talismán que nos dio nuestro creador.
Ese talismán ha sido robado. No sabemos cómo ha podido ocurrir pues estaba custodiado por los guardianes que utilizan medidas de seguridad infranqueables, hasta ahora. La cuestión es que otro talismán fue escondido aquí en la tierra y necesitamos la ayuda de un terrestre para recuperarlo. El talismán se encuentra dentro de una cueva bajo tierra. Nosotros no podemos estar bajo tierra pues nos contaminaríamos y perderíamos nuestra fuerza, por eso te necesitamos.
(Mundo): ¿Y quién escondió el talismán? ¿fue otro hombre el que os ayudó? ¿si? ¿y qué le disteis a cambio?
(Las esferas): Bueno era un marino y le enseñamos donde podría encontrar nuevas tierras desconocidas cruzando la mar, el océano…
¿Me están tomando el pelo? pensé, pero todo era tan fantástico que les creí y dije ¿no se llamaría Colón?
Me contestó una de las esferas: El nombre no lo sabemos pero ese hombre encontró más tierras que las conocidas hasta entonces.
(Mundo): ¿y a mí que me daréis?
(Las esferas): Para ti será el dedo de midas.
(Mundo): ¿Cómo? -exclamé sorprendido- ¿El rey midas? ¿el que convertía en oro todo lo que tocaba?
(Las esferas): Sí -asintió la esfera- solo sé conserva su dedo pero con el puedes transformar en oro todo lo que toque.
(Mundo): ¿Dónde están ocultos el talismán y el dedo? ¿y cómo iremos hasta allí?
(Las esferas): No te preocupes, no necesitamos un vehículo, no funciona así en nuestro mundo, solo pensamos que tenemos que ir y al instante allí estamos, pero tengo que decirte que los prismas negros pueden aparecer para impedirnos recuperar él talismán.
(Mundo): ¿Son peligrosos?
(Las esferas): Bueno, ellos utilizan la niebla negra que produce una amnesia total dejando a los seres sin saber quiénes son ni de dónde vienen, con lo cual pueden esclavizarlos.
(Mundo): ¡Pero eso es terrible!
(Las esferas): Si, quizá aquí, en la tierra, ocurrió algo así, pues vosotros no sabéis quienes sois, ni de dónde venís. Vivís una dualidad.
(Mundo): Es posible –pensé-, las eternas preguntas humanas…
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