(…continuación de la primera parte del relato –enlace-)

Llegué al edificio de mi casa. No sabía bien si mi pareja estaría y si estaba, de qué humor se encontraría. No tenía ganas de bronca.

Subí en el ascensor hasta el quinto, busqué las llaves para abrir la puerta y la metí en la cerradura y … ¡oh! se abrió. Dentro estaba oscuro, quizás no había nadie.

¡Amelia! Llamé. Quizá esté durmiendo, encendí las luces del salón y me senté en el sofá, puse las piernas en la mesa, de repente estaba cansado, estuve un rato sentado o tumbado, no quería dormir allí, decidí despacio ir a la habitación matrimonial ¡hostia! me tropecé con un zapato que había sido tirado allí de cualquier manera, me fijé en el y era de tío ¿quizá habría una explicación lógica? pero se me puso la mosca detrás de la oreja, la alcoba estaba en penumbra, la ventana estaba abierta, me quede donde estaba, no quería acercarme demasiado, note que había 2 personas en la cama, tapadas con la sabana, di media vuelta y salí al salón, cogí un cuaderno y me dispuse a escribir una nota:

Amelia, he estado en casa pero estabas durmiendo con alguien, no me pareció bien despertaros. En fin, llega uno a su casa donde se supone que vive con su mujer y me encuentro que ella está en la cama con un pavo. Es lo que he visto, lo que me hace pensar que te lo encontraste y te apeteció pasar una noche loca… y en mi casa ¡qué poca consideración! Ahora me largo cuando vuelva por la tarde espero que habrás dejado vacía mi casa, yo he decidido vivir solo y la casa es mía . Chao bambina.

Pd. Llévate tus cosas y al tío que está contigo. 





Bajé por las escaleras de dos e dos, me crucé con el del segundo pero no me saludo. La calle estaba bastante vacía, sin mucha gente, tenía hambre, me metí en un bar, había gente desayunando, me senté en un taburete en la barra, el camarero me conoce ¡Dame un café y un par de churros!

No estaba en absoluto molesto, enfadado, cabreado. Creo que estaba deseando acabar aquella relación y al ver un tío en la cama con ella me dieron la causa para decir: fin, se fini; y me quede tranquilo casi contento, pensé en lo que haría en adelante, libre para ir y venir, salir entrar, quizá buscar otra tía con la que pasar unas vacaciones; una tía guapa, simpática y lista. No creía que iba a encontrar una mujer con la que estar mucho tiempo, pero si alguien agradable, una nueva relación con una tía guapa pero sin comprometerme más allá de unos meses hasta que la novedad y la sorpresa dejara de ser.

Llamé a mi apartamento, insistí, al fin ella descolgó y cínicamente me dijo: Estaba preocupada sin saber dónde estabas: ¿dónde estás?

(Protagonista): Por el barrio, dije, pero he estado en casa y estabas en la cama con un tío.

(Amelia): Mira, no es lo que crees es un antiguo amigo, bebimos unas copas y borrachos nos acostamos a dormir la mona.

(Protagonista): Me parece estupendo pero quiero que te vayas de mi casa ya. No voy a seguir con la relación.

(Amelia): No te pongas así, podemos hablar, ya te explicaré, no ha pasado nada.

(Protagonista): No quiero oír explicaciones, simplemente quiero que salgas de mi casa. Por la noche volveré y espero que ya no estés.

No tengo más que decir, en realidad hace tiempo que quiero vivir solo, no es un drama para mí es algo que quería hacer y esto … bueno…. me ha dado pie para tomar la decisión, rápidamente, de forma limpia y sin dramas, no quiero que nos hagamos daño, fue bonito mientras duró, eso es todo, nunca te prometí nada, además tú tienes medios para vivir sola, así que problema resuelto, quizá más adelante podamos hablar de tus sentimientos, somos adultos. Yo me llamo así y creo que tú también lo eres.

Y Amelia colgó.

Como era temprano, se fue a coger su coche y se dirigió a su curro. Yo le vi desde el bar mientras daba el último sorbo al café.

Trabaja en una oficina que comparte con su socio Felipe, un colega.

Trabaja en el diseño de interiores con algo de nombre. El negocio les va bien, tienen varios proyectos para reformar casas, personas de pasta, empresarios, gente guapa, quieren casas de diseño a la última ¡casas boca abajo!

A todo esto, me llamo Segismundo como el prota de La vida es sueño (y yo soñar, sueño hasta despierto) pero todos me llaman Mundo.

Después de cortar con mi novia y después del juego de las tres en raya, me sentí eufórico, quería hacer mil cosas: viajar, nuevos proyectos, salir todas las noches de copas con los amigos o solo, sentía que podía conquistar a cualquier tía, rubias, morenas, castañas, me gustaban todas; pero al cabo de un tiempo esa euforia terminó, empecé a sentir que estaba repitiendo los mismos pasos de siempre para estar arriba pero notaba que no subía lo suficiente, se me escapaba algo.

Como suelo ser bastante optimista no quise darle al asunto mayor importancia.

¿Por qué las cosas ya no me llenaban como antes? No era para tanto, quizá estaba siendo demasiado superficial, tarde o temprano las cosas cambiarían, era solo un lapsus, así trataba de animarme ¿lo conseguiría? A medias diría yo.

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"Aprendí a ser formal y cortés y a cortarme el pelo una vez al mes. Mas si me aparté de la sociedad, fue que nunca me gustó la vulgaridad". Escritora por devoción y lectora por convicción.

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