En torno a la historia de un niño perdido en una calle del Japón de la posguerra, del que de inicio nadie quiere o puede cuidar salvo una viuda de agrio carácter se teje un filme neorrealista que roza el documental.

Ignoro si el gran cineasta Yasujirô Ozu vio (aunque lo dudo) El Chico (de otro genio, Charles Chaplin), pero ambas películas, además de tener como coprotagonistas un niño abandonado y ser aparentemente sencillas rezuman ternura y sentidas, profundas reflexiones a la vez que logra sacarnos una sonrisa a lo largo de sus respectivos metrajes.

 

Cortesía de A Contracorriente Films

Digo aparentemente sencillas porque, sobre todo en esta película, Historia de un vecindario, casi cada encuadre es una genialidad comparable con maestros de la fotografía como Henri Cartier Bresson o Sebastián Salgado. Estáticos, salvo por el movimiento de los actores. Planos que hablan por si solos, descriptivos, que nos cuentan no solo la historia de ese vecindario sino de todo Japón, humillado y derrotado política y espiritualmente.

La ternura se concibe también en sus concisos diálogos, gestos y miradas que van progresivamente cambiando en los personajes. Una evolución que, por más que se pueda prever (sobre todo si lo vemos con los ojos de hoy en día), no deja de emocionarnos.

Y solo por ver la fotografía remasterizada en 4K sin duda merece la pena ir al cine a partir de hoy, estrenada por primera vez en España a los 120 años del nacimiento en Japón y 60 del nacimiento de Yasujirô Ozu. Un estreno posible gracias a la ardua labor de A Contracorriente Films.

Oportunidad para disfrutar de su trabajo y adentrarse en una extensa obra. Firmó 53 películas, 26 en sus cinco primeros años como director, casi todas ellas con los estudios Shochiku. Comenzando en los albores del cine, apenas fue conocido fuera de Japón hasta 1961, cuando el Festival de Cine de Berlín celebró una retrospectiva sobre su cinematografía. Murió a los 60 años, pero su obra sigue influyendo a directores tanto de Japón como de otros países de todo el mundo, como Jim Jarmusch, Wim Wenders, Claire Denis, Aki Kaurismäki y Hou Hsiao-hsien.

Historia de un vecindario es ciertamente inspiradora y en la que fácilmente cualquiera puede identificar a su propia familia (madres, padres y sobre todo abuelas). Ya lo dijo el propio Wim Wenders en su documental Tokyo-Ga (1985): <<Por mucho que sea típicamente japonés, este cine es, al mismo tiempo, universal. Yo he reconocido a todas las familias del mundo entero, y también a mis padres, a mi hermano y a mí mismo. Para mí, el cine nunca había estado, ni antes ni después, tan cerca de su esencia y de su objetivo: ofrecer una imagen del hombre de nuestro siglo… una imagen útil, verdadera y válida con la que identificarse, pero, sobre todo, desde la cual se puede aprender algo de uno mismo>>.

Por todo ello, desde Beat4people no solo recomendamos ver (sobre todo en esa época navideña donde aflora el sentimiento humano de la acogida y el compartir) películas como Historia de un vecindario. También agradecemos los esfuerzos de distribuidoras como A Contracorriente Films por acercarnos estas obras maestras (aunque, como en este caso y por desgracia, solo se pueda ver pocas pantallas y sesiones limitadas). Clásicos de ayer, inmortales sin fecha de caducidad para revisionarlas.

@EduVicu

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