Cambiar, aunque los propósitos de enmienda sean buenos, no es nada fácil. Es lo que tratan de demostrar, o contarnos, los directores y guionistas de Un año difícil.

Olivier Nakache y Éric Toledano, el dúo de la exitosa película Intocable, filme que en el 2011 ascendió a la primera liga al sello A Contracorriente Films entre las distribuidoras de cine independiente, europeo y asiático.

En esa historia, Olivier y Éric nos hacían ver que forjar una estrecha amistad entre un millonario que se queda paralítico tras sufrir un accidente (François Cluzet) y el cuidador al que éste contrata para atenderle, un inmigrante de un barrio marginal recién salido de la cárcel (Omar Sy) es posible a base de superar, con hilarantes secuencias, diversas peripecias.

Ahora, con Un año difícil, nos cuentan la historia de dos buscavidas endeudados hasta el cuello (Pio Marmaï y Jonathan Cohen) que se unen a un grupo de activistas medioambientales para beneficiarse de su idealismo. Ganar dinero y eliminar sus deudas será el objetivo, hasta que se enamoran de una de las jóvenes activistas (Noémie Merlant). Será entonces cuando intenten cambiar su rumbo, rivalizando por quien está más concienciado por la causa y se lleva la atención de la joven líder. Sin embargo, la red en la que están metidos no es fácil de romper, y menos cuando los celos de otro activista salen a relucir.

Al igual que en Intocable o Especiales, gracias al humor (y buenos actores, tanto el trío protagonista como los secundarios), nos dan una lección. En esta ocasión, una crítica feroz, exagerada para provocarnos, hacia el consumismo desmedido, el abuso del coche privado en las ciudades (un mal endémico especialmente de occidente que por fortuna se empieza a remediar) y la excesiva facilidad para solicitar préstamos personales o al consumo, generando necesidades innecesarias.

La misma fórmula (cuando algo funciona, mejor no cambiarlo) en ambos largometrajes: una historia muy humana, con situaciones que nos provocan risa a la vez que ternura o desesperanza hacia los personajes. Se trata de un buen ejercicio de guion, tanto en la evolución de los personajes como en la narrativa, cuyo final, aunque esperado, no dejar de emocionarnos. Una de esas películas que el boca a boca provocan su éxito.

Para los que disfrutamos con los dramedias y las comedias románticas europeas (sobre todo francesas como este caso), Un año difícil, ya en cines, merece mucho la pena esta historia que, como se indica al inicio y final del filme con intervenciones de distintos presidentes (terminando con Emmanuel Macron con motivo de la pandemia -recurso muy bien aprovechado por Olivier y Éric para poner la guinda-), a lo largo de la Historia hay muchos años o situaciones difíciles que juntos podemos superar.

@EduVicu

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