Sin ser el mejor de toda la serie, para quien esto escribe ese puesto tan difícil de otorgar es, por el momento, para Caravaggio, el inmortal pintor sin tumba, esta nueva entrega de la serie es un ejemplo de perseverancia toda una vida. Un motivo era el principal, casi único de sus obras: las bailarinas y el movimiento que estas generan, un movimiento que Degas supo plasmar con todo lujo de detalles. Tanto que se dirían vivas en sus obras. Repetía y repetía, apenas satisfecho consigo mismo, de tal forma que casi se puede decir que llegó a alcanzar la perfección, si es que no lo hizo.

Si bien en esta ocasión se le da algo más de peso a la vida de Degas, un genial pintor y escultor encerrado en sí mismo y poco amigo de la sociedad, no se aparta del principal cometido de la serie: difundir de forma viva el arte.




Mediante una cuidada narración, con todo lujo de detalles y rodado en la mejor calidad hasta a la fecha posible su arte, se nos muestra la fuente de su inspiración en las bailarinas, cómo se cuidan y restauran sus obras y la complejidad por autentificar éstas, ya que era poco amigo de firmarlas y regalarlas o venderlas. Por lo general, se consideran auténticas aquellos cuadros a los que se puso su firma, los que fueron hallados tras su muerte en su estudio, un espacio del que Degas era muy celoso.

A los amantes del arte, una vez más, os recomiendo no perderos esta entrega en cines el 25 y 26 del presente mes de Marzo gracias al acuerdo de A Contracorriente Films con Exhibition On Screen.

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