Minari. Historia de mi familia, ambientada en los años 80 e inspirada en las vivencias del director, Lee Isaac Chung (coreano con nacionalidad estadounidense) nos cuenta como la familia Minari se muda a una pequeña granja de Arkansas en busca del sueño americano. Su apacibles, aunque no exentas de dificultades, vidas cambian por completo con la llegada de la abuela, astuta, malhablada pero increíblemente cariñosa. Ante la inestabilidad y los desafíos de esta nueva vida, cada miembro de la familia descubrirá que su vínculo incondicional es la fuerza que necesitan para salir adelante.
Tras su exitoso paso por el Festival de Sundance, cosechando el Gran Premio del Jurado y el del público, se postula como posible ganadora de varios Oscars, entre otros el de Mejor película. Con esto seguiría la estela de otro gran éxito coreano, Parásitos.
Personalmente, y salvando las distancias (en cuanto a las historias -y mensajes- tan diferentes) veo más profundidad en lo que cuenta y una narrativa más ágil en Parásitos.
Minari. Historia de mi familia, es más sosegada, contemplativa, nostálgica. Sin desmerecer para nada la ambientación, la factura fotográfica o las notables interpretaciones, especialmente la del joven Alan Kim, supuesto alter ego del director Lee Isaac Chung, personalmente echo en falta elementos que dinamicen o desarrollen más la trama, explorando más el pasado de la familia o adentrándose más de lo que se nos deja entreveren las relaciones con los vecinos de Arkansas.
Dicho esto, para los aficionados al cine independiente, y al género entre el biopic y el que podríamos llamar nostálgico, intimista o personal, es un buen título para disfrutar en pantalla grande a partir de mañana, viernes 12 de marzo.
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