Hoy viernes cuatro de octubre, José Luis Garci, que volvió a ponerse tras la cámara pese a que dijo en 2012 que Holmes & Watson, Madrid Days iba a ser su última película, estrena El Crack Cero. El cierre a la trilogía de “los Cracks”, animado por Maite Imaz, viuda del propio Alfredo Landa Areta.
El origen de German Areta, su implacable detective. En blanco y negro, como una película “B-Noir” (incluida la tipografía de los rótulos de inicio, que nos meten de lleno en el ambiente) según él mismo dice. Con un guion sin fisuras del propio José Luis Garci y Javier Muñoz, el ex policía y ahora detective privado se ve envuelto en un crimen que oficialmente es un suicidio.
Un caso que le marcará de por vida, forjando su personalidad. Interpretado a la perfección, fiel reflejo de Alfredo Landa, por Carlos Santos y acompañado por Moli (Luisa Gavasa), su inteligente secretaria que también fue policía, y Moro (Miguel Ángel Muñoz), su confidente de los bajos fondos, no cesará hasta resolver, siguiendo su instinto, un crimen que va más allá de lo económico.
German Areta no dudará en disparar, pero no a cualquier precio. No se vende fácilmente, ni es un “fontanero de las cloacas” a servicio de imponentes empresarios.
En este detectivesco filme, situado en las postrimerías del régimen franquista, solo se hecha de menos algo más de humo. Ni el bourbon, ni el arma, ni la “femme fatal” e incisiva. Por no faltar no faltan, muy bien encajados, dos de los temas favoritos (a parte del cine y la literatura) de Garci: el boxeo (reflejando una auténtica velada amateur en la que German recibe confidencias de su exjefe a la par que examina uno de los púgiles) y el fútbol. Como tampoco falta (y es una secuencia digna de un buen observador) un asalto de esgrima. Ya el inicio de esta secuencia, oyendo el entrechocar de aceros en un elegante club, o sala, más propia del romanticismo que de los años setenta, hace presagiar que va a ser importante. La estocada decisiva.
Narrativa y visualmente impecable, no queda más que agradecer a José Luis Garci, Carlos Santos y Javier Muñoz (y por supuesto al resto del equipo artístico y técnico y a Maite Imaz) que nos traigan de vuelta a uno de los inolvidables tipos duros españoles. Un tipo duro, de acero, pero que también tiene, como dice el propio Garci, “su lado de plastilina”, tierno. Como en el fondo tienen todos los héroes y galanes, por mucho que algunos pretendan ocultarlo en las brumas o bajo una (casi) impenetrable y fría coraza.
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