He ahí la cuestión. Madame Marguerite, cuyo estreno en España es este 1 de Abril gracias a A Contracorriente Films, es una tragedia con tintes cómicos en la que se nos plantea que en la vida hay estas dos opciones: vivirla con los defectos y virtudes de cada uno, o soñarla, tal y como queremos que sea. Es cierto que se puede luchar por los objetivos, y que estos pueden ser cambiantes…pero siempre habrá que decidir entre vivirla aceptando lo que nos viene y lo que nos rodea o soñarla.
Marguerite, la protagonista representada soberbiamente por Catherine Frot, opta por evadirse mediante el canto. Lo tiene todo, pero su pasión, la música, hilo conductor que separa y une amores en esta historia de los felices años veinte, se convierte en lo único que la mantiene viva e ilusionada, sin reparar en gastos con tal de triunfar (pese a su pésima voz).
Sus amistades, por interés junto a su mayordomo y un joven periodista (primero por interés), por aprecio, tratan de mantener esta farsa en los recitales privados que ofrece en su salón. Al contrario que su marido, quien, hastiado de la ridícula obsesión de su mujer, llega a entablar una estrecha relación con su amante. Todo se complicará cuando Madame Marguerite decide presentarse en la ópera de París, ante un verdadero público.
Es recomendable ver esta película, no solo por las muy realistas interpretaciones sino también, y sobre todo, por cómo está contada esta fábula. Mediante el contraste contínuo de luces y sombras, silencios, música, barullo, y algunos planos muy cerrados como el ojo del mayordomo a través del objetivo de la vieja cámara fotográfica con la que recrea la ficticia vida de su señora, se crea un suspense que mantiene al espectador con los cinco sentidos en la pantalla.
Indiferente no va a dejar a nadie, aunque solo sea por frases que el guionista, Marcia Romano (junto al director,Xavier Giannoli, quien también firma la escritura), deja en boca de los personajes. Frases como «Existir es insistir», que le llegan a decir a Marguerite para animarla en su intensa preparación para el gran momento de su vida, ante el público parisiense.
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