Nicole Kidman vuelve a demostrar por qué es una gran actriz en Destroyer, interpretando a Erin Bell, una decidida detective policiaca con una vida desastrosa fruto de malas decisiones que la atormentan, que pretende cicatrizar sus heridas ofreciendo un mejor futuro a su familia.
Destroyer, que llega este viernes 22 de febrero a la cartelera de nuestro país, es una combinación perfectamente hilvanada entre el thriller policiaco y el drama familiar, con tan solo alguna breve escena quizá demasiado explicativa pero que no desentona, al añadir tensión y, sobre todo, sordidez. Dos elementos que no sobran a lo largo de todo el metraje, pero que llegan a componer un potente y por desgracia bastante realista relato visual dividido entre el pasado y presente de Erin Bell de con un ritmo vertiginoso dirigido por Karyn Kusama.
Apenas hay pausas, y las que hay están cargadas de emociones intensas entre Erin Bell y su hija, quien vive con su padre desde hace unos años; Erin Bell y éste último o Erin Bell y su primer amante, un compañero del FBI con el que se infiltra, sin estar aun excesivamente preparada, en una banda de violentos atracadores.
Poco más conviene decir, más que recomendarla a los amantes del género, para evitar destripar, nunca mejor dicho, esta cruda y visceral película.
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