En 1986 Oliver Stone ofreció al mundo su visión de la Guerra de Vietnam, una enfocada en el punto de vista de un pelotón de infantería que lucha en algún lugar cerca de la frontera con Camboya en 1967. El director combatió como soldado en el conflicto y, desde su vuelta a casa en 1968, deseó plasmar la huella imborrable que aquella brutal experiencia había dejado grabada a fuego en su alma. La cercanía en el tiempo del final de las hostilidades (que se extendieron hasta 1975), además del estreno de dos obras maestras con Vietnam como hilo conductor como El Cazador (Michael Cimino, 1977) y Apocalypse Now (Francis Ford Coppola, 1979), obligaron a dilatar en el tiempo la génesis de un proyecto que finalmente se rodaría en Filipinas con un presupuesto de 6 millones de dólares.

4 Óscars de la Academia dan brillo a Platoon, una de las mejores películas del género bélico jamás rodadas, que además nos dejó grabada en la retina una secuencia memorable.

«Nos hemos pasado toda la vida dando patadas en el culo a los demás. Ya es hora de que comiencen a dárnoslas a nosotros».

En esta frase, que el sargento Elías (magníficamente interpretado por Willem Dafoe) dirige al chico (Charlie Sheen), se verbaliza el mensaje de aprendizaje de la derrota que Stone pretende transmitir al espectador. Y de destrucción del grandilocuente adjetivo «invencible», tan dañino tanto para el ejército como para el resto de la sociedad norteamericana. Y precisamente Elías será el protagonista de esa secuencia antológica.

La escena busca plasmar de la manera más gráfica posible la naturaleza interminable de la guerra, presente de forma constante e ininterrumpida en la historia de la Humanidad, y más en concreto la del conflicto de Vietnam (19 años y 180 días de contienda). La eterna muerte del sargento es además una representación de la Crucifixión, con el actor alzando los brazos y mirando al cielo en busca de respuestas a su trágico final («Padre, ¿por qué me has abandonado?»). El acompañamiento sonoro del Adagio for Strings de George Delerue no hace sino reforzar el impacto que la secuencia provoca en unos espectadores que habían desarrollado unos vínculos poderosos hacia un personaje que siempre portó la decencia y la honestidad como banderas, incluso en las circunstancias más extremas.

Una maravilla que ya es parte de nuestra galería particular de escenas inmortales.

@Juanlu_num7

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