En los días posteriores al estreno fui a verla, con muchas ganas, ya que me considero un fan del género, pero claramente erré en las previsiones. Lo reconozco y me alegro, ya que el triunfo de una película, y más si es española, sin duda viene bien a todo un sector debilitado.

Ha triunfado en taquilla, con casi cuatro millones recaudados, y ese es el mejor premio, la mejor publicidad y la mejor crítica que puede recibir toda obra. Me alegro, y más aun porque es el éxito de mucha gente que está, directa o indirectamente detrás, y es por lo que uno no debe criticar para mal una obra. O la recomienda, o mejor guardar silencio, es la lección que, analizando los títulos en lo que llevamos de año, acabo de aprender.

Os la recomiendo, para que juzguéis por vosotros mismos, en cuanto se estrene en alguna plataforma audiovisual. Sin hacer caso a lo que sigue, claramente con un pronóstico erróneo por mi parte, insisto. Está claro que uno no siempre acierta.

La tan esperada película, al menos para los amantes del género de terror y lo paranormal, se quedó en un sin sabor. Una pequeña frustración. Mucho sobresalto y poca carne, se podría decir.

Sin ser una mala película, ya que técnica y actoralmente hablando, está bastante decente, sin llegar a la excelencia de Verónica, el guion resulta flojo. Tiene la consabida sucesión de sustos, quizá en exceso y alguno previsible, más detalles escalofriantes que prometen, (como una bañera llena de agua embarrada y lo que podría ser sangre), pero que finalmente se quedan en poco. Casi más interrogantes que respuestas cuando empieza el rodillo de los títulos de crédito.

Acudí a verla el pasado fin de semana, con un especial de los espectáculos de mentalismo que ha menudo se celebran en El Palacio de la Prensa, un edificio, por cierto, con mucha historia oculta), que casi disfruté más que la película en sí.




Una pena que no se centrara en aprovechar los sucesos paranormales que se esconden en esas castizas calles madrileñas, con pose en forma de testigos y atestados policiales que en su día salpicaron las páginas de famosos diarios como El Caso o Pueblo.

Poco más se puede decir, por no destirpar la historia, nunca mejor dicho de un metraje que esperábamos fuera tan buena como la mencionada Verónica… Una expectativa, visto lo visto, muy alta. Y es que no es fácil hacer una buena película de thriller psicológico o terror que cale hasta las entrañas y nos haga dormir con un ojo abierto o la luz encendida, mirando en los armarios y debajo de la cama.

@EduVicu

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