«Me estimulo repitiéndome a mí mismo que soy el mejor, un genio. Mientras trabajo en una película estoy convencido de que será un gran éxito, y por eso exijo a la gente con la que trabajo todo tipo de cosas que no les pediría normalmente».
La humildad nunca figuró entre las cualidades del joven Roman Polanski, pero su talento quedó de sobra demostrado en la obra que le sirvió para abrirse paso por la jungla dorada de Hollywood. Enamorado como estaba de la novela original de Ira Levin, Roman se encargó de escribir la adaptación en cuanto el proyecto cayó en sus manos, respetando al máximo el estupendo material original. Y, valiéndose de la fotografía de William A. Franker, la banda sonora de Christopher Komeda y los intérpretes (Mia Farrow, John Cassavetes y una maravillosa Ruth Gordon, que llegó a ser nominada al Óscar como mejor actriz de reparto), escenificó una perturbadora historia donde el horror se escondía tras los tonos pastel de un ecosistema familiar marcado por la normalidad, en un envoltorio más propio de una comedia romántica. Con un matrimonio en el que cualquier espectador podía verse reflejado y así bajar la guardia, hasta que una simple e inocente cuna se erigiese en avatar del mal en su forma más pura.
El brutal dilema moral que se ve obligada a afrontar la protagonista en La Semilla del diablo, debatiéndose entre su instinto maternal y la grotesca repulsión que transmite el vástago del demonio, ejerce como sello de cierre de una joya nacida de un rodaje legendario por dos razones. La primera, los enormes problemas generados por un Polanski insufrible para los actores (sonados fueron sus virulentos encontronazos con Cassavetes, adoptando Farrow un perfil más dócil pese al trato agresivo recibido) desde su lado más tiránico, y que además dilató la fecha de finalización y superó con creces el presupuesto inicial planteado por el estudio. La segunda, la leyenda maldita del proyecto, con muchos de sus integrantes (director incluido) entrelazados en la tragedia.
Una de las mejores películas del género, que explota con maestría el terror de lo cotidiano.
@Juanlu_num7
Para comentar debe estar registrado.