Tanto el sacrificio como la empatía son dos cualidades muy importantes en el ser humano, para el desarrollo positivo como sociedad y a nivel personal.

Son dos cualidades que tiene Andrew Blake, (John Malkovich) un empresario inglés, viudo y cansado de su entorno. Deseando encontrar la paz interior que necesita, y volver a los recuerdos más felices de su vida, decide volver a la finca Beauvillier (Francia) donde conoció a su esposa. Andrew está en ese momento de su vida en el que, como bien reza el lema de la película en el cartel, necesita un cambio.

Confiado, el protagonista de El mayordomo inglés, (Complètement Cramé) una especie de ángel de la guarda o protector, pide alojamiento a los nuevos dueños para pasar unos días… Sin embargo, la magia, los muchas veces enigmáticos caminos de la vida o el destino hace que haya un error y le reciban como candidato al puesto de mayordomo que el ama de llaves (sin consultarlo con la dueña -Fanny Ardant-) ha convocado.

No quedándole otra alternativa a Andrew, acepta el periodo de prueba, donde, como en la vida real, tendrá que ir superando una serie de vicisitudes para salvar no solo la finca sino las vidas de sus nuevos habitantes. La nueva familia de Andrew.

Con esfuerzo, creatividad y sobre todo mucha empatía, Andrew tratará de cambiar el carácter frío del guardés, (un manitas y amante de los erizos para quienes en secreto construye peculiares refugios), del estricta ama de llaves y de la dueña, una aristócrata caída en desgracia y al borde de la locura. Las dos únicas habitantes de la finca y el guardés, en su cabaña dentro de los lindes de Beauvillier, formarán parte de su nueva familia, por lo que debe acostumbrarse a su forma de ser, pero a la vez intentar que la luz vuelva a sus vidas.

Y es que la luminosidad, el encantador entorno contrasta con la situación de desánimo que se respira por todos los poros al principio del filme.

Los cuatro, con ayuda de dos buenos amigos en el caso del ingenioso Andrew, vivirán una experiencia de esas que a uno le cambian la vida. Pero, como casi todas estas experiencias y las buenas historias, para llegar a ellas el camino no será fácil.

Sin duda se trata de una de esas películas “feel good”, que nos motivan, que nos sacan múltiples sonrisas y que, además de hacernos pasar un buen rato frente a la gran pantalla, nos dejan huella. Andrew Blake es como ese vecino, ese amigo, profesor o compañero que hará todo lo posible por mejorar, o intentar mejorar, nuestras vidas sin sermonearnos. A base de paciencia, perseverancia y saber buscar la forma de resolver problemas de forma creativa, drástica (que no violenta) y efectiva. Entretejiendo una red de seguridad que nos anima a rehacernos en los momentos más bajos.

El mayordomo inglés, ya en cines gracias a A Contracorriente Films, es la combinación de una buena historia que entrelaza la comedia, el drama y el romance en un perfecto equilibrio y sin maniqueísmos o sobre excesos. Una obra agradable que merece ser disfrutada en cines.

Un filme que le augura un prometedor futuro en el sector audiovisual, como ya lo tiene en el literario, al “best seller” Gilles Legardinier (traducido a 20 idiomas, publicado en 24 países).

Sí. El mayordomo inglés, tiene muchos ingredientes para el éxito. Una eficiente sencillez en el diseño de producción en el entorno de un gran Château francés donde transcurre casi toda la película y unas soberbias, muy naturales interpretaciones de John Malkovich y Fanny Ardant junto a la ganadora de un premio a la Mejor Actriz en Cannes, Émilie Dequenne, (Rosetta, El pacto de los lobos, Close -filme que en Beat4people tenemos en muy buena estima-) y Philippe Bas (serie de TV Profilage: Perfiles criminales, El imperio de los lobos).

La otra parte del acierto es del guion, herramienta base (aunque no definitiva) de toda buena película. Unas páginas coescritas por el propio Legardinier junto a Christel Henon.

@EduVicu

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