¿Es traición a un país cuando se delata las barbaridades inhumanas que comete? ¿En quién se puede confiar? Y, sobre todo, ¿hasta dónde se debe llegar? Es la pregunta que sobrevuela el filme La mujer del espía, que A Contracorriente Films estrena este viernes 08 de julio en nuestros cines, para seguir apoyando la tan importante y esperada reapertura de las salas. En todo caso, podríamos hablar de una honrosa traición. O el cumplimiento del deber como ciudadano en un mundo globalizado.
En cuanto a la película en sí, se trata de un thriller de intrigas político-militares con más tensión que acción en la que, a través de las sombras de un triángulo amoroso y un hallazgo casual, se va desvelando el horror de los japoneses en Manchuria.
Kiyoshi Kurosawa, reconocido director japonés que se alzó con el León de Plata al “Mejor Director” en la pasada edición del Festival de Venecia con esta obra, (que también ha pasado por la sección “Perlas” del pasado Festival de Cine de San Sebastián) ha sabido llevar muy bien el peso narrativo, sin mostrar violencia gratuita ni añadidos excesivamente íntimos entre el comerciante local Yusaku Fukuhara (Issey Takahashi), quien en la víspera de la IIGM viaja a Manchuria con su sobrino, donde por casualidad descubren los horrores ahí cometidos por su país y su mujer, Satoko (Yu Aoi), quien estuvo enamorada de quien ahora ocupa un alto cargo en el ejército imperial.
Como si de una elegante pero feroz partida de Ajedrez, (de hecho, hay una breve pero acertada secuencia donde aparece un tablero de este juego), el metraje cuanta con un logradísimo diseño de producción y la tonalidad mate llena de claroscuros clásica del género.
El conjunto de interpretaciones, ritmo (no frenético pero intenso), guion y estilo visual harán que espectador quede atrapado en este juego de espías, coescrito entre el propio Kiyoshi Kurosawa, Ryûsuke Hamaguchi y Tadashi Nohara, que nos recuerda a John Le Carré.
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